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LA IMAGEN EN LA ERA DIGITAL: DEL MINIMALISMO AL MAXIMALISMO

LA IMAGEN DIGITAL, DEL MINIMALISMO AL MAXIMALISMO



¿Qué es la imagen?

La imagen es una representación de la realidad. De hecho, cobra vida propia con características bien peculiares, por lo cual es totalmente posible afirmar que la imagen es más que el objeto al cual representa.

Desde tiempos remotos la imagen ha sido pilar fundamental para el desarrollo de las sociedades. Desde la icónica Cueva de Altamira en España hasta nuestros días, la imagen viene a ser más que un acto decorativo, ornamental o artístico, para representar complejos sistemas de comunicación y si mi permiten, herramientas lúdico-pedagógicas para transmitir un conocimiento de generación en generación.

La imagen tiene su fundamento en la percepción y en el uso de los sentidos. Por lo tanto, sin los sentidos no habría imagen y sin la imagen no habría sentidos. De tal manera que se establece un círculo sensorial que nos permite conectarnos con la realidad de manera óptima, con las limitaciones propias de las capacidades humanas.

La imagen en la Era Digital

La imagen ha encontrado en la Era Digital un espacio rejuvenecedor y hasta cierto punto potenciador de sus capacidades para activar canales sensoriales. Si bien es cierto que la estimulación visual y auditiva siguen siendo los canales mayormente activados desde los entornos digitales, también es cierto que hoy en día se experimenta y se adelantan proyectos que tienen como finalidad permitir la activación sensorial en otros espectros como son el olfativo, el táctil y el gustativo.

En segundo lugar, la imagen en la Era Digital está estrechamente relacionada al desarrollo de software y hardware que permiten una definición más detallada de sus elementos constitutivos, como son el color, la forma, la profundidad, el sonido, las texturas, entre otros.

De esta manera, con los nuevos avances tecnológicos, la imagen digital ha tomado dimensiones que se acercan, sin la menor duda, al hiperrealismo, tanto así que el cine ha incorporado escenas completas con modelos totalmente computarizados prescindiendo de la actuación real humana.

Pero los comienzos fueron muy duros. La domesticación del pixel ha tomado algunos años y ha demandado de inversiones importantes de dinero, tiempo, talento humano, y materiales altamente sofisticados que permiten una velocidad de procesamiento gráfico que afloran preguntas sobre qué nos deparará el futuro en el campo de la realidad virtual.

Del minimalismo al maximalismo en la Era Digital

Por lo menos hasta la década de los 90’ el minimalismo determinó el escenario de la imagen digital. Sin embargo, no es por mera casualidad que haya sido de esa manera. El minimalismo es, por decirlo de algún modo, una apología a la simplicidad; es la eliminación casi total de la ornamentación para dar paso a una cosmovisión carente de elementos que recarguen innecesariamente la imagen. El color blanco es el rey en el minimalismo. Las líneas rectas nos recuerdan lo difícil que ha sido lograr la curvatura suave de las líneas en la pantalla de nuestro ordenador. Parece un elemento sencillo, pero no lo es. No ha sido fácil darle la instrucción al píxel para que se arquee apaciblemente y de esta forma ofrecernos movimientos ondulatorios más realistas y depurados. De igual manera ha sucedido con la incursión del color en la pantalla de los ordenadores. Desde los famosos ordenadores monocromáticos hasta la fastuosa implosión de colores que nos ofrecen las tarjetas gráficas de hoy en día han pasado por lo menos unos 30 años en investigación y desarrollo.

El minimalismo se adaptó perfectamente a un primer momento en la Era Digital. O también pudiéramos decir que La Era Digital encontró en el minimalismo una fuente de inspiración y crecimiento. El minimalismo permitió que el desarrollo web pudiera darse con las debilidades que presentaban las tecnologías de información y comunicación.

A partir de la década del 90 ha aparecido el maximalismo con una posibilidad estética real en el desarrollo de la web 3.0. La fastuosidad de los colores deja atrás los colores neutros y la austeridad cromática del minimalismo. La línea busca lo infinitesimal del detalle de la realidad. El pixel se aproxima a la porosidad de la materia con increíble soltura. El maximalismo es ecléctico y no tiene moderación en el uso de las texturas y los ornamentos. El maximalismo es telúrico y apenas se están explorando sus posibilidades en tanto generador de imágenes con un contenido poderoso y lleno de vitalidad.

Con esto no quiero decir que el maximalismo es la superación del minimalismo, ni mucho menos que el minimalismo o el maximalismo hayan sido inventos de la Era Digital. No. Ambos enfoques tienen una vida propia formada en los talleres de los artistas, diseñadores y creadores que han visto las posibilidades estéticas de uno y otro. Lo que quiero decir es que tanto el minimalismo como el maximalismo han llegado a mundo del internet ofreciendo sus bondades a los diseñadores y programadores.

Lo que sí es una realidad innegable es que las posibilidades del maximalismo están en una fase exploratoria, producto de los avances que se han venido llevando a cabo en el área de la informática.

El maximalismo, una nueva manera de entender la imagen digital

La nueva consigna en el diseño digital es: sé valiente. Es hora de mezclar texturas y colores que antes no estaban dentro de una posibilidad estética. El maximalismo, aunque no abandona la línea recta, apuesta por un uso frecuente de las líneas curvas. Usar el color con valentía y sin ningún tipo de límites. Es hora de experimentar nuevas mezclas, nuevas texturas, nuevos escenarios recargados con ornamentos poderosos y llamativos.

Ahora, pudiera pensarse que el maximalismo es un enfoque caótico carente de todo orden y toda sensibilidad por la armonía y lo estético. Nada más lejos de la realidad. De hecho, todo indica que la demanda de estímulos cada vez es mayor en un mundo digital que ha permanecido apacible frente a un usuario que espera una realidad más fastuosa,

Las posibilidades estéticas del maximalismo en La Era Digital están todavía por explorarse y descubrirse. Incluso, claro está, las oportunidades que brinda  este enfoque para la pedagogía y la didáctica.

Desde siempre se ha hablado de la premisa de que menos es más. Pero ¿realmente se han explorado las posibilidades que ofrece un entorno repleto de estímulos de todo tipo que invite al descubrimiento y a la asociación de ideas de tal forma que las conexiones sensoriales se lleven a su punto límite?


Carlos Zarzalejo
PhD en Educación. Msc En Gerencia.

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