CONSIDERACIONES
INICIALES SOBRE LA SINGULARIDAD
A veces me he sentido tentado a pensar que el
término ciencia ficción no existe. Quiero decir que en la medida en que creamos
y recreamos algo en nuestros pensamientos ya es una realidad. Simplemente el
mundo es una construcción mental y todo es voluntad y perspectiva.
Por lo tanto, el término ciencia ficción no es
totalmente claro; y si revisamos la historia de las ideas podremos darnos
cuenta que muchas de las innovaciones que fueron calificadas de ciencia ficción
en el pasado, hoy en día son una realidad.
Sin embargo está claro que hay ideas
emblemáticas que siguen dando vuelta en el pensamiento humano como son el viaje
en el tiempo, la telepatía, la manipulación del mapa genético, la singularidad,
entre otras.
Precisamente es en este último concepto donde
se desata una serie de cuestionamientos importantes ya que está relacionado
con la posibilidad de que las computadoras algún día posean una conciencia e iniciativa
propias a partir del uso de una suerte de raciocinio parecido al humano, a la
vez que una capacidad autónoma de regenerarse.
La Singularidad no es un concepto nuevo. Aparece
en el año 1957 acuñado por el físico y matemático húngaro John von Neumann. En
ese mismo año el también matemático Stanislaw Ulam decía: “el cada vez más
rápido progreso tecnológico y los cambios en el modo de la vida humana, lo que
da la apariencia de que se acerca alguna singularidad esencial en la historia
de la raza humana más allá de sus propios asuntos tales como los conocemos, no
puede seguir”.
Más tarde Vernor Vinge y Ray Kurzweil
popularizarán el término poniendo fechas límites para la llegada de este
fenómeno de la singularidad. Ambos coinciden, tanto Vernor como Kurzweil que la
singularidad tendrá lugar antes del 2050. Pero ¿será esto posible en tan corto
tiempo? De hecho Vernor nos pone una fecha entre 2005 y 2030, y estamos casi a
2020 y todavía ese proceso se ve algo lejano (más no imposible).
En el siguiente video Ray Kurzweil nos menciona algunos elementos medulares sobre la singularidad.
¿QUÉ
ELEMENTOS SON IMPRESCINDIBLES PARA LA LLEGADA DE LA SINGULARIDAD?
Se necesitan máquinas más inteligentes. La
tecnología actual no permite el desarrollo de una conciencia y de un “darse
cuenta” en los ordenadores que les permitan tomar decisiones propias. De ser
así se acortaría la brecha entre los conceptos de Biología y no Biología y la
humanidad entraría en un proceso totalmente distinto de que venimos llevando
hasta ahora. Aunque el mismo Kurzweil deja ver que el hombre trascendería su
biología pero no su humanidad.
La naturaleza tal como se conoce hoy en día es
un concepto romántico. Los bosques, los ríos, el ecosistema tal y como lo
conocemos hoy en día va a desaparecer, de eso no cabe la menor duda. Y quizás
ese mismo proceso esté tomado de la mano con la singularidad.
El hombre va a encontrar la manera de producir
oxigeno sin depender de las plantas. En todo caso las máquinas no respiran,
pero la singularidad no implica el extermino de la raza humana pero sí su
reacomodo.
Por lo tanto, para que la singularidad sea un
hecho se necesita que las máquinas logren la capacidad del cerebro humano. Pero
¿cómo puede ocurrir esto si ni siquiera sabemos a ciencia cierta cuál es la
capacidad del cerebro humano? De tal manera que para que llegue la singularidad
todavía falta un largo trecho en cuanto al estudio del cerebro como órgano que
ha sido capaz de redimensionar el cosmos.
Se necesita además que se desarrolle la
computación tridimensional, la computación cuántica y por supuesto el uso del
ADN en la computación lo que podrá permitir a los ordenadores comprender la
razón como objeto mismo de estudio, reflexión y praxis. Está claro que uno de
los objetivos más importantes del mundo científico es descifrar el mapa
genético, manipularlo, resetearlo, repararlo. En todo caso, ya sabemos que es
posible cambiar la codificación genética, pero ¿cómo domesticar el proceso?
Por otro lado la singularidad implica avances
importantes en la nanotecnlogía, esto es, la comprensión, diseño y
transformación del mundo a nivel atómico. Y por sobre todas las cosas, resolver
el dilema de cómo darle una instrucción concreta al átomo, lo cual es
totalmente posible, en teoría.
De allí que en el campo de la robótica todavía
queda mucha tela que cortar; los avances han sido exponenciales, pero lo
exponencial no es suficiente en materia atómica, subatómica y cósmica. Aún
falta mucho por en términos de desarrollo de una verdadera inteligencia artificial,
definirla, construirla, incorporarla dentro de una dinámica antrópica y
axiológica.
Es vital
el desarrollo de sistemas de expertos, redes neuronales y búsquedas
recursivas, y por sobre todo,
lograr conectar el cómputo con la
biología, porque sin duda, esas computadoras antiguas que son las plantas han
logrado mantener el planeta en un equilibrio maravilloso hasta nuestros días;
¿Podrán lograrlo las máquinas?
Ley de
Rendimientos Acelerados de Ray Kurzweil:
¿a
dónde nos lleva la exponencialidad?
El crecimiento exponencial de la tecnología es
una realidad. De hecho lo ha sido desde la misma aparición del pensamiento
racional, y quizás mucho antes. La ley de crecimientos acelerados supone el
reciclaje inteligente de los recursos cognitivos y tecnológicos para asumir
procesos más complejos. De la piedra al lenguaje binario y a los lenguajes
complejos como el C++, etc la distancia es muy larga, pero sin los unos no
hubieran aparecido los otros.
Por lo que no hay discusión de que la Ley de Rendimientos Acelerados
sea una realidad práctica científica comprobable a nivel estadístico y
científico. No hay duda, como dije al principio, que la singularidad es una
realidad en tanto ya ha sido pensaba, concebida y puesta como un objetivo
medular de las grandes compañías del sector tecnología.
La pregunta es qué tan certera puede ser en
función de explicar el fenómeno de la singularidad. Si exponencialmente atamos
pedazos de cuerda, ¿qué tiempo se necesitaría para alcanzar la galaxia más
cercana? Pero esa no es la pregunta que quería dejar acá; la pregunta es ¿cuánto
tiempo, dinero, materiales, talento humano, etc se necesitaría para crear una
cuerda de tales dimensiones?
Es decir que la exponencialidad puede servir
para explicar el fenómeno pero no para operacionalizarlo. Serán necesarias
varias décadas en investigación de nuevos materiales, nuevas tecnologías, nuevos
algoritmos que permitan acercarnos a la
singularidad, pero de momento, puedo decir con toda propiedad que la
singularidad no está tan cerca como han vaticinado los gurúes y futurólogos más
renombrados, pero no está tan lejos como les escépticos creen.
Carlos
Zarzalejo
PhD en Educación; Msc en Gerencia.
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ResponderEliminarSu pieza navega elocuentemente por el contexto histórico de la Singularidad, rastreando su evolución conceptual desde los pensamientos pioneros de John von Neumann hasta las proyecciones más contemporáneas de Vernor Vinge y Ray Kurzweil. Su capacidad para sintetizar un tema tan multifacético en una narrativa atractiva es realmente encomiable.
ResponderEliminarSu discusión sobre los avances tecnológicos necesarios para la realización de la Singularidad (que abarcan máquinas más inteligentes, computación cuántica y tridimensional y avances en nanotecnología) destaca áreas clave en las que la comunidad científica continúa esforzándose por lograr avances. Esta visión general integral no sólo educa sino que también estimula la reflexión sobre lo que deparará el futuro.
Te centras, con razón, en los aspectos tecnológicos y computacionales de la Singularidad, pero hay una dimensión igualmente importante que debería explorarse más a fondo: las implicaciones éticas y sociales de un evento tan transformador. A medida que nos acercamos a este futuro potencial, la conversación sobre la gobernanza ética de la IA, los impactos socioeconómicos de un mundo post-Singularidad y las implicaciones filosóficas de la convergencia hombre-máquina se vuelven cada vez más pertinentes. La forma en que nos preparemos para estos desafíos, tanto ética como socialmente, podría ser tan crucial como los avances tecnológicos que marcarán el comienzo de la Singularidad.
Su artículo sienta una base sólida para este diálogo continuo.