SOBRE EL ACTO DE LEER (II). Escalón cognitivo - REFLEXIONES PEDAGÓGICAS
SOBRE EL ACTO DE LEER (II) Reflexión pedagógica
El libro siempre viene con hambre de lector. No hay libro ingenuo; ni siquiera los textos sagrados. Todos fueron en busca del tan ansiado manjar, el lector. En consecuencia, llamo yo un acto colonizador cuando la lucha entre el libro y el ser del lector del libro se encuentran en condiciones desventajosas, de tal forma que el lector se convierte en una presa y no en un prójimo. El libro llega devastando retoños de conciencia porque responde al gran aparato mediático y dominador del sistema. Al respecto, hay matices interesantes. Por ejemplo pudiéramos decir que quienes negocian con el libro no han terminado de determinar qué lee cada persona; porque toda persona lee, bien sea símbolos o gestos. Hablando en términos de mercado, pudiéramos suponer que hay un lector para cada libro. Y esto es una verdad absoluta si asumimos que el escritor también forma parte de un conglomerado social; disfruta y padece las cotidianidades de la vida.
Sin embargo, también quiero hablarles sobre el encuentro entre dos seres
que se hacen las mismas preguntas acerca de algún fenómeno cognoscible o no, la
sinapsis humana. El leitmotiv cambia, es otro. Aparece la curiosidad, el genio
en algún oficio determinado, la sabiduría. Esto también pudiera darse porque el
escritor se convierte en un valiente, por decir lo que la mayoría de las
personas como él no se atreve. En cierta forma el escritor es el gran delator
de la historia y, por supuesto, el más mentiroso. El primer hombre que escribió
que los hombres lloraban, la primera mujer que escribió que las chicas sí se
masturban, el primer hombre que escribió que lo humano lleva un rumbo retorcido,
todos ellos fueron unos valientes. De tal forma el lector y el escritor
cohabitan en un calabozo. Se maltratan; se maldicen; se perdonan; se ríen;
trabajan juntos para escapar de la cárcel. Un libro de lectura recomendada u
obligatoria debe ser una asamblea de consciencias, un espacio donde se ha
abandonado la idea de la guerra; un derecho universal. Por lo tanto, la
expresión lectura obligatoria se auto-destruye por un proceso inminente: el respeto.
De tal forma que la educación como proceso, debe fomentar, por una parte, el
buen uso del libro; es decir, coadyuvar a la formación de un lector crítico que
constantemente interpele al escritor (le haga preguntas, devele su mentira, su
patraña) y, por otra, debe inculcar el derecho que tiene cada quien a negarse a
leer determinado libro que no es de su agrado o simpatía.
Escalón cognitivo
Ahora, qué pasaría si pensáramos que,
efectivamente, no hay acto colonizador en el libro, sino una posibilidad de
crecer y superarse. Esto significaría replantearse la pregunta de por qué el
hombre lee lo que lee y no otra cosa como motivación inicial y sin el obvio
seguimiento de rutinas metódicas. Considero que vivimos bajo el gran influjo de
la praxiología en el sentido de que todo el mundo está ávido de aprender el
cómo de los fenómenos y no los fenómenos en sí mismos como problemas
filosóficos. Es entender que el mundo está allí y yo sólo debo acomodarme a él.
A la diferencia entre el nivel cognitivo del libro y el nivel cognitivo del
lector aprendiz, la llamaré escalón cognitivo. El acto de superar esa brecha yo
lo llamaré escalar. Escalar cognitivamente, es agarrarse de todos los medios posibles
para la comprensión de una lectura que puede resolver problemas superiores, y
que actualmente yo no poseo esa herramienta en mi cerebro. Es un acto complejo
que amerita la suma de consciencias para lograr resultados óptimos y superiores
a los que anteriormente realizaba con otros métodos más arcaicos. Definir un
método como arcaico, en nuestro tiempo, es pensar en acortar los procesos.
Menos movimientos para iguales o mejores resultados. He allí que la variable
tiempo, de la cual ya hemos hablado, es la que dirige el rumbo de la
postmodernidad. El docente tiene que ayudar a escalar. Es él quien va a dar las
herramientas al estudiante para que suba; recomendarle libros, hablarle de
experiencias, exponer sus consejos y justificarlos, motivar al logro, crear los
puentes, encender el fuego. En ese sentido, el libro nos ayuda a vivir la vida
en tanto se convierte en una memoria de lo humano, allí donde se han expuesto
las soluciones a los problemas humanos. El algoritmo del ADN nos ha permitido
seleccionar la mejor o las mejores opciones para la adaptación a una realidad.
Finalmente, puedo decir que el libro
responde a la pregunta de “cómo vivir o cómo adaptarte en condiciones
adversas”. El formato es lo de menos, si es impreso en hojas, en telas o
digitales. Lo cierto es que el libro digital le ha aportado al libro algo que
antes no tenía, que es la promesa de ser infinito.
Me encanta la interacción lector-escritor, los libros digitales son maravillosos, estoy de acuerdo contigo en la motivación que debe fomentarse a la lectura del tema que sea, saludos...
ResponderEliminarGracias Antonia por tomarte un tiempo y comentar el texto.
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