BUSCAR EN LA ERA DIGITAL

LA FENOMENOLOGÍA HUMANA Y EL TRABAJO EN LA ERA DIGITAL.

 

LA FENOMENOLOGÍA HUMANA Y EL TRABAJO EN LA ERA DIGITAL.

EL TRABAJO EN LA ERA DIGITAL

Dedicado a todos los sistemas totalitarios. La historia no los perdonará.

Una de las grandes mentiras de los pensamientos totalitarios es que el trabajo libera al hombre, así “como versa la frase Arbeit macht frei, que significa "el trabajo os hará libres" en alemán, [que] estaba inscrita en la puerta de entrada del campo de concentración de Auschwitz” (Wikipedia). Esta reflexión no viene a hacer énfasis en lo terrible y espeluznantes que fueron y han sido todos los sitios de confinamiento para personas con diferentes formas de pensamiento político o religioso, sino que viene a reflexionar sobre el segundo aspecto que se menciona en este escrito: el mito de que el trabajo te hará libre. No solamente un mito, sino que se convirtió y se ha convertido en el slogan y el ethos de muchos sistemas de opresión.

 

El trabajo no hace libre a nada ni a nadie, en todo caso, lo que verdaderamente hace libre al ser humano es el pensamiento y la conciencia que antecede al trabajo. En consecuencia, la idea, ese cúmulo de axiomas que se construyen en la mente, es el primer momento de encuentro del ser humano consigo mismo, o con la parte más humana del hombre. Si la libertad existe, la idea es parte de ella. Quiero dejar aquí sentado que en todos mis artículos donde menciono la palabra trabajo, deben ser leídos asumiendo esta óptica y esta perspectiva.

 

La idea es inmanente, invisible, no tiene una construcción física en sí. Ahora bien, ¿puede la idea por sí sola aproximarse a lo más humano? Han existido ideas nefastas que han logrado la instauración de sistemas totalitarios y de opresión que han fraguado en un escenario nefasto para la civilización. No voy a mencionar ejemplos que ya han sido ampliamente documentados, pero si debo indicar que existen modernos campos de concentración, desde Estados hasta corporaciones que se aferran a esta idea para denigrar los más elementales principios.

 

Ahora bien, no es objetivo de este escrito abrir el debate sobre qué es más importante: si la idea o la acción. Definitivamente soy un defensor del trabajo y creo firmemente también en la transformación de la materia como el acto creador primigenio. Sin embargo, debo decir que todo trabajo, y toda praxis debe estar precedida de una idea de transformación profunda de la sociedad; un pensamiento simbiótico que se acople a la forma orgánica en la que el universo se comporta.  Y, por otro lado, la idea debe estar cimentada sobre unos sólidos principios éticos, fundamentada en los derechos humanos y la libertad en su más amplia expresión y por sobre todo en el amor como la fuerza primaria del cosmos. 

 

En consecuencia, el trabajo por sí solo no hace libre a nadie, en todo caso, el único pensamiento que se pudiera debatir es que: el trabajo precedido de fundamentos éticos es lo que realmente libera al ser humano.

 

Ahora, si el trabajo consciente nos libera ¿Nos libera de qué o de quién? La liberación es la posibilidad que nos brinda la conciencia de distanciarnos de la animalidad (no removerla porque ante todo tenemos necesidades primarias que ya han sido extensivamente estudiadas y que Maslov ha explicado de una forma impecable en su famosa pirámide. Tenemos un cerebro reptil que nos lleva a la cama y a la mesa. 

 

La pirámide de Maslov es explicativa en el sentido de que toda acción debe ser vista desde una condición inmanente del ser humano que es el cuerpo y la mente. No es posible ver al hombre desde una perspectiva ideal exclusivamente porque el hombre ante todo es cuerpo -hasta que la Inteligencia Artificial cree las condiciones para transcender el cuerpo-. Somos, como aseguraba Hobbes, lobos que se alimentan sin piedad. La mente es la expresión más lumínica del cuerpo. La división greco-romana entre mente y cuerpo es absurda. Somos un cuerpo que se manifiesta de infinitas maneras, incluso formas de expresión del cuerpo que desconocemos. La metacognición dista de ser un método infalible, pero es lo que tenemos hasta el momento, y por supuesto todas las herramientas que se desprenden de la psicología y la psiquiatría.

 

Ya he dicho en artículos anteriores, que las condiciones están dadas para que la conciencia, la inteligencia y el pensamiento sean transferidos a un ordenador. La neurociencia todavía tiene mucho que decir sobre este aspecto. Es decir, es posible hoy pensar que algún día podamos ser solo una idea, un haz de luz, o si prefieren decirlo, la idea/trabajo se convierte en una unidad simbiótica como el espacio y el tiempo. La neurociencia puede crear las bases para salir de la animalidad. La inteligencia artificial y la informática en la Era Digital pueden ser el mecanismo y el catalizador.

 

Mientras tanto tenemos que lidiar con esta nave que es la corporalidad y que instaura límites muy estrictos en cuanto a lo que es el hombre. Unos límites que, a pesar de lo que la gente cree, nos hace sumamente frágiles a la hora de entender al universo circundante. Nuestra visión es extremadamente limitada, nuestra audición es muy deficiente. Ahora, la ciencia y la tecnología han ido acordando espacios ontológicos que nos han permitido tener una mejor comprensión del universo, comparando este hecho con la oferta que nos ofrecen los sentidos. El cuerpo es la dictadura primaria, la mente es el infinito. La luz es la tierra prometida. 

 

El concepto de trabajo no es claro. A veces pareciera que solamente responde a una lógica industrial más que concepto con solidez ontológica. En cualquier caso, pensar también es un trabajo, crear un código, meditar u orar. De hecho, en muchas prácticas religiosas, la espiritualidad es sinónimo de trabajo. O para decirlo de otra forma, ¿Qué no es trabajo en el hombre? Incluso hoy en día se habla de cómo el dormir es una actividad importante en el ser humano.

 

Finalmente quiero dejar en claro que el presente artículo tiene como objetivo primordial desmontar el mito de que el trabajo nos hace libres. La libertad, de existir como concepto, solo puede tener solidez si es vista a través del lente de la conciencia, la virtud, las leyes y los principios, que ya han sido expuestos por los distintos pensadores y filósofos a lo largo de la historia. 


Carlos Zarzalejo

Comentarios

  1. El pensamiento ético cultiva la empatía. Nos anima a ver más allá de nuestras perspectivas y a comprender las experiencias y derechos de los demás, incluso si son muy diferentes a los nuestros. Esta empatía es esencial para construir comunidades inclusivas y resolver conflictos de manera efectiva, donde los diversos puntos de vista deben integrarse armoniosamente en lugar de simplemente ser dominados o ignorados.

    En el ámbito del liderazgo, la influencia del pensamiento ético es particularmente profunda. Los líderes éticos inspiran confianza y admiración en sus seguidores, mejorando la eficacia y la reputación de la organización. Predican con el ejemplo, demostrando que el éxito no tiene por qué ser a expensas de la integridad o la justicia. Su enfoque motiva a sus equipos e impulsa prácticas sustentables, asegurando que el impacto de la organización en el mundo sea positivo.

    Desde el punto de vista educativo, inculcar el pensamiento ético desde una edad temprana prepara a las generaciones futuras para enfrentar dilemas morales y desafíos éticos de manera reflexiva y responsable. En la educación superior, por ejemplo, la integración del razonamiento ético en diversos planes de estudio puede dotar a los estudiantes de las habilidades críticas necesarias para navegar las complejidades éticas de los campos elegidos.

    Los desafíos globales de hoy requieren un esfuerzo concertado basado en el pensamiento ético. Cuando se utiliza sabiamente, es una herramienta poderosa que puede conducir a cambios sociales significativos, asegurando que el progreso y la innovación vayan acompañados de justicia, respeto y responsabilidad. El pensamiento ético no se trata sólo de tomar las decisiones correctas; se trata de crear un mundo en el que esas decisiones sean una parte fundamental del tejido de la sociedad.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario