LA PARADOJA DEL UNO
Reflexión filosófica
I
El ocultismo está
errado porque no hay nada oculto. El universo es un libro abierto; nuestra
incapacidad de comprenderlo no nos da
el derecho a emitir juicios absolutos sobre su naturaleza.
Es razonable que en un
espacio tan inconmensurablemente basto existan fenómenos incomprensibles. En
realidad, es inexorable que sea así, dada la condición primitiva de la especie
humana. De hecho, lo humano es una entidad bastante arcaica, hermética y
extrañamente a lo que se piensa, poco cambiante; de no ser así, la civilización
ya hubiera abandonado la idea de la guerra hace mucho tiempo, y por el
contrario esa idea se ha profundizado y perfeccionado.
II
El universo está frente
a nosotros; sin embargo, solo percibimos una
pequeñísima parte de él, en primer lugar porque nuestros sentidos son
extremadamente limitados, y en segundo lugar, porque nuestro cerebro es muy
pequeño para comprender sus aspectos medulares. El misterio en realidad no existe.
De allí que no existen
tampoco niveles, ni dimensiones, ni planos; el todo es un organismo unitario regido por
poderosas normas que emanan de fuerzas impensables para los hombres. La
medición es una consecuencia, no una causa. Un incienso es un reloj, el sol,
las estrellas. La tierra no gira sobre su eje en 24 horas. De hecho es
imposible hacer ese cálculo ya que los giros de la tierra atiendan a su
naturaleza. La exactitud es un camino estéril por donde ha transitado el
pensamiento humano desde hace siglos.
Pongamos un pequeño ejemplo. ¿Cómo picar una naranja
por la mitad, exactamente por la mitad en los términos que la matemática
pregona? Y digo una naranja como pudiera decir cualquier objeto conocido por el
hombre, terrestre o extraterrestre. Es imposible, y explicaré brevemente por
qué. El universo no se rige por leyes matemáticas, el universo no funciona así.
Si intentáramos obtener ½ de la naranja, caeríamos en cuenta que la matemática
solo atiende a un solo aspecto del todo. Lo más habitual sería intentar buscar
la mitad de la forma del objeto en
cuestión. Sin embargo, de ser posible (cosa que es improbable) que el científico
o el estudioso pudiera cortar la forma de la naranja exactamente en dos, ¿sería
esto en realidad la mitad de la naranja? Las dos mitades resultantes tendrán un
peso distinto, y tendrán una infinidad de características distintas lo cual
dejaría de ser la mitad exacta de la fruta. O si por el contrario el estudioso
o científico, tomara el atributo del peso para obtener ½ de la naranja, de
seguro las formas resultantes serían totalmente distintas y una infinidad de
atributos de dicha fruta serían totalmente distintos en los dos pedazos
resultantes. A este fenómeno lo llamaré paradoja
del uno. Los decimales son el reconocimiento, de hecho uno de tantos, de
las profundas debilidades de un modelo de pensamiento.
La ciencia es sarcástica e irónica a la vez, se dice
“exacta” y a la vez “abierta” y ambos aspectos son, en los propios términos de
la ciencia, irreconciliables. El mismo Mario Bunge dice: “Las
nociones acerca de nuestro medio, natural o social, o acerca del yo, no son
finales: están todas en movimiento, todas son falibles”
III
El lenguaje corre con
igual suerte, de hecho el lenguaje matemático es una prolongación del lenguaje
oral humano, el cual se fundamenta en una forma geométrica de entender el mundo.
La palabra piedra atiende solo a la dureza y una piedra es más que dureza,
parafraseando a Blabasky.
IV
Nada que provenga del
conocimiento científico puede juzgar a alguien por imprecisión, porque la
ciencia es imprecisa. Por lo tanto todo juicio que use como base la ciencia es
injusto y bajo ningún aspecto aceptable.
Un buen día Plutón es
un planeta, otro día deja de serlo, otro día vuelve a ser un planeta, en los
términos que la Unión Astronómica Internacional determina. No se trata de
desacreditar la ciencia, sino darle su lugar. Un sistema educativo no puede
estar cimentado en un paradigma tan limitado. No puede juzgarse a alguien por
negarse a pensar científicamente. De allí que todo sistema de evaluación
escolar basado en y para la ciencia, es ilegítimo e ilegal.
El problema de la
acreditación, esto es, el mundo moderno demanda títulos, certificados, etc.,
que den cuenta de las “competencias” de la persona. Profesión de contemplador.
El dilema sería como hacer que dichas personas obtengan dinero para vivir.
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