PDVSA nunca debió ser
una empresa de petróleo, exclusivamente, sino de energía en su conjunto; lo que
es distinto. La visión tiene que ser expansiva. Esta empresa debió siempre
poner su empeño en la búsqueda de energías alternativas, más amigables con el
ambiente. Primero, para expandir su
negocio; segundo, para dejar de depender de esto que han llamado,
acertadamente, “la mierda negra” y tercero porque, (quiéranlo o no), el
petróleo tienes sus días contados sobre la tierra. Hoy PDVSA debería llamarse
Energías de Venezuela. Deberíamos tener miles de campos eólicos, miles de
paneles solares, centrales hidroeléctricas. Además, una parte importante de sus
ganancias debió siempre estar destinada al conocimiento, a la formación de
especialistas en energía, a la
investigación, desarrollo y aprovechamiento de modernas formas de concebir,
usar y entenderla. Hoy el mundo debería estar comprándole energía a Venezuela,
porque llegamos a ser los más grandes productores de energía del planeta. No lo
supimos. No lo entendimos. Nos dejamos cegar por el montón de dinero que le
entró a Venezuela durante TODO el siglo XX por concepto de la venta del
hidrocarburo. Cien años de extracción inescrupulosa y sin visión.
El asunto no era sembrar
el petróleo; el asunto fue, es y seguirá siendo -mientras nadie lo comprenda-,
que debemos buscar otras semillas; esto es, invertir en conocimiento, ser
pioneros en el desarrollo de nuevas formas de energía. En el artículo del Uslar
no hay visión tampoco del negocio. Para él, la idea era exclusivamente invertir
las ganancias en el sector I y II. Cito: "Urge aprovechar la riqueza
transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas y
amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra
verdadera acta de independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas
para invertirla totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura,
la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una
maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la
afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la
evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales."
(Pietri, 1936, Diario El Caroreño).
En consecuencia, no necesitamos sembrar el petróleo, necesitamos
alquimizar la inteligencia, es decir, transmutar nuestros pensamientos, nuestra
mente, desarrollar nuestra capacidad como venezolanos para ser pioneros en
nuevas energías en el mundo moderno, partiendo de la inversión en educación.
Claro, pero poco podía Pietri en 1936 suponer que existirían lo que hoy conocemos como energías alternativas. Creo que su pensamiento es absolutamente válido pues en esos años lo que se requería era eso: ser autosuficientes precisamente en esos sectores, dejar de ser un país atrasado y entrar de verdad en un desarrollo sostenido durante toda la segunda mitad del siglo XX. La PDVSA previa a la estupidez de la revolución bolivariana invertía y mucho en conocimiento, no solo en el área propia de su influencia, sino también en otras del que hacer humano. Estoy seguro que esta empresa, líder en el mercado mundial, hubiese invertido también en lo que comentas, nuevas formas de energía, pero jamás lo sabremos. La idiotez de los último 20 años truncó lo que con toda seguridad era el desarrollo natural de la empresa petrolera nacional. Hoy, cuándo el planeta entero giró hacia las nuevas formas de energía, nosotros todavía intentamos resolver que haya luz y agua en el 80% del país.
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