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LA ERA DIGITAL: ¿LA NUEVA EDAD MEDIA?

 


 

Una aproximación al concepto del silencio
 

Siempre he tenido un contacto cercano con el silencio. Me refiero a que he estado en esa constante búsqueda y esa perenne reflexión de descifrar qué es y cuál es su significado. 

 

De chico, recuerdo que intentaba buscar el silencio en mi mente, pero era imposible. Siempre había algo que interrumpía ese momento de quietud meditativa. Incluso comenzaba a jugar tarareando canciones en mi mente cuando la maestra imponía su autoridad para hacernos callar a todos los alumnos. Comencé también a diferenciar mi silencio interno, con la posibilidad de romperlo sin pronunciar una palabra. 

 

Además, ya adolescente empecé a estudiar música en el conservatorio, y nuevamente sentí esa fascinación por el concepto de silencio, que por fin, había un símbolo que lo identificaba visualmente en el pentagrama. Una especie de guion que cuando aparecía en la partitura, los sonidos de los instrumentos debían cesar. (Los músicos sabrán a qué me refiero; los que no son músicos, les digo que, en notación musical, el silencio tiene un símbolo y una duración específica). Pueden encontrar más referencias acá en este artículo. No quisiera recargar este ensayo con información que pudieras distraernos.

 

Conocí y aprendí en el conservatorio la importancia del silencio en la música. Era fabuloso entender que las piezas musicales debían respirar, parar, detener todo sonido para causar un efecto de tensión. 

 

Beethoven fue un maestro en el uso del silencio, desde su Sonata para piano n.º 32 en Do menor, Op. 111, hasta la sinfonía número 5 en Do menor, Op 67.  Beethoven empleó el silencio de manera efectiva para crear tensión y resolución, así como para contrastar y realzar la música circundante. Los momentos de silencio en esta sonata no solo sirvieron y sirven para proporcionar pausas dramáticas, sino que también invitan a la reflexión y la introspección, ampliando la expresividad emocional de la música. Especial mención debe hacerse sobre la quinta sinfonía, que se convirtió en una pieza icónica dado el dramatismo que se crea después de las primeras cuatro notas.

 

En fin, más allá de estos tecnicismos, el silencio en mi vida comenzó a tener más relevancia. Más tarde entendí que el arte en su conjunto necesita de esos respiros, de esos descansos, de esa quietud, como también sucede en la pintura, donde la obra pictórica debe tener espacios donde haya un vacío. Las pinturas deben respetar también los silencios, no solo desde el punto de vista técnico sino también el dramatismo que se puede crear en una obra, -como por ejemplo en una pintura donde un hombre esté frente a una copa y una botella, con un rostro perdido entre los recuerdos-. El teatro, el cine, la fotografía, la poesía, en general todas las artes usan el silencio, el vacío, para crear atmósferas distintas. 

 

Otro aspecto interesante en mi evolución como persona y que se conecta con el concepto de silencio, fue el lugar donde fundé mi hogar. La mayor parte de mi vida transcurrió en la urbanización llamada “El Silencio”. Y cuenta la historia que la urbanización toma su nombre debido a una mortandad que hubo en esa zona, y algún sacerdote pronunció una frase donde refería que la epidemia había dejado un mutismo sin igual. “Lo que ahora es El Silencio antes era un caserío llamado El Tartagal porque abundaban las matas de tártago. En el año 1658, se desató en El Tartagal una epidemia desconocida que azotó a toda Caracas. Murió tanta gente que las campanas de los templos dejaron de sonar porque no había quien las tocara. El Cabildo envió una comisión a El Tartagal, y esa comisión escribió en un acta lo que presenció: ‘Sólo se advierte silencio, un profundo silencio’.  (Correo del Orinoco, 25 agosto, 2020 ). Desde entonces el lugar quedó bautizado por los pobladores como: “El Silencio”.  De allí que, literalmente, yo vivía en El Silencio, lugar donde transcurrió la mayor parte de mi vida.

 

Más tarde, ya de adulto, con un mayor criterio científico y epistemológico, llegué a la conclusión de que el silencio como concepto puro no existe. Nada es silente. Todo en el universo suena, vibra, truena o susurra. Quizás en condiciones de laboratorio pudiera ser posible lograr el silencio absoluto, sin embargo, con los instrumentos correctos también podrás notar que hasta las partículas emiten sonidos. El universo todo es una gran sinfonía. Quizás el único silencio que jamás podamos estudiar es el silencio de la muerte. Pero ya eso sería otro tema que se escapa de este ensayo, -a menos que se trate, como más adelante hablaré, de la muerte política y social, donde la libertad de expresión ha sido vulnerada-.

 

Dicho esto, quiero aclarar de que ahora en adelante cuando yo mencione la palabra silencio, me estaré refiriendo a ese concepto que se basa en una reducción del sonido de una forma sustancial, creando una sensación de absoluta nulidad y vacío sonoro. 

 

EL SILENCIO VOLUNTARIO: Hacia la búsqueda del ser interior. 

A lo largo de mi vida, y como estudioso del silencio he podido identificar dos tipos de silencios: el primero es el silencio intencionado, inspirado en las filosofías orientales del Zen, la meditación, los claustros, los votos de silencio que se practican en algunas religiones. 

 

Me refiero al silencio consciente, voluntario, por decisión personal. Es el silencio del hombre que medita, el silencio del hombre que se conecta con Dios, el silencio que ocurre cuando miras a alguien a los ojos y no hay nada que decir. Es el mismo silencio que usamos algunas personas cuando evitamos discutir con individuos que no merecen nuestra atención. 

 

El silencio voluntario es una práctica compleja, difícil de lograr, y que en la música se ha hecho notación pero que en la vida cotidiana a veces tenemos que entrenarnos para suprimir todo sonido que proviene del exterior y crear ese silencio interno, que, quienes han tenido la oportunidad de practicarlo, pueden dar fe de lo hermoso que es. Aunque lo he intentado y logrado en par de oportunidades a través de la oración y la meditación; debo reconocer también que ha sido difícil para mí silenciar mi mente. De hecho, como dije al principio, a pesar de que he sido un estudioso del tema y de que he experienciado el silencio en distintos escenarios, la verdad es que el silencio absoluto es, a mi criterio, una utopía. 

 

Sin embargo, la idea de mantenerse en silencio voluntario, confieso que me parece fascinante y he estado tentado a participar en algunos retiros donde por algunos días se práctica el silencio como técnica espiritual y solo es posible comunicarse a través de señas.

 
EL SILENCIO FORZADO: Un atentado en contra de la libertad

 

Por otro lado, y quizás el objetivo más importante de este escrito está al otro lado del espectro del debate: se trata del silencio impuesto, el silencio que se parece a la muerte política y social, y que a veces tiene el rostro de la complicidad tatuado en su rostro.

 

Hablo precisamente de los escenarios donde no es posible hablar. Donde la libertad de expresión tiene serias limitaciones y donde las personas se han acostumbrado a vivir dentro de un ecosistema tóxico caracterizado por el abuso de poder, el miedo, la arrogancia.

 

Todos hemos experimentado ese silencio, bien sea por nuestros padres, por nuestros maestros, o por los gobiernos que imponen estrictos rituales donde hablar está totalmente prohibido. 

 

Me refiero al silencio que es impuesto desde las cúpulas del poder, donde el único argumento que existe es: debes permanecer callado porque sí. Incluso hay sociedades que han utilizado la religión o las diferencias en los estratos sociales, para establecer un criterio y una agenda sobre qué, quién, cómo, cuándo y dónde se puede romper el silencio. 

 

Grupos sociales, naciones, países e incluso organizaciones han usado el silencio como un elemento de control social.  Personalmente he podido experienciar este fenómeno en distintos escenarios y he hecho una pequeña taxonomía donde muestro los distintos factores que, según mi criterio, generan el silencio forzado. 

 

En el contexto de las dinámicas sociales donde el silencio actúa como un mecanismo de control social, el silencio puede ser causado por:

 

1. Exclusión y marginación: Existen grupos sociales donde el silencio viene siendo un castigo, bien sea porque no formas parte del status quo, o bien porque eres un paria, una persona sin autoridad para hablar. 

 

2. Conformidad y obediencia. Hay otro silencio que generalmente está asociado a la religión, pero que está presente incluso en muchos países teocráticos y totalitarios donde la democracia y la libertar de expresión no forman parte del plan de gobierno. La gente en estos escenarios dice sí a todo, bien sea porque sabe que decir lo contrario tendría serias consecuencias para esa persona e incluso su familia, o bien porque son fieles seguidores de una forma de gobierno donde no se acepta la disidencia. 

 

3. Normalización de comportamientos y creencias: A través del silencio, ciertas normas, comportamientos y creencias se mantienen y perpetúan. No discutir o cuestionar abiertamente ciertos temas contribuye a la normalización de lo que se considera aceptable socialmente.

 

4. Manipulación de la información: El silencio también puede ser utilizado para controlar la información que se difunde. Restringiendo el discurso sobre ciertos temas, los grupos en poder pueden manipular la percepción pública y mantener el status quo.

 

5. Regulación emocional: En algunas culturas, el control de las emociones se regula a través del silencio, promoviendo la idea de que la compostura y el autocontrol son preferibles a la expresión abierta de sentimientos, lo cual puede influir en las dinámicas de poder y en las relaciones interpersonales.

 

6. Estigmatización y tabú: El silencio alrededor de ciertos temas (como la salud mental, la orientación sexual, etc.) contribuye a su estigmatización. El no hablar de estos temas refuerza el tabú y mantiene a las personas afectadas en una posición de vulnerabilidad y sin apoyo.

 

Ahora, ¿qué está sucediendo en la Era Digital? Vamos a analizar ciertos aspectos sobre ese tema en las siguientes líneas.

 

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y LA ERA DIGITAL: ¿Una nueva edad media?

 

A mi juicio estamos pasando por un período que lo pudiéramos comparar con una nueva edad media reconfigurada de tal manera que se adapta a los principios modernos de honestidad y ética.

 

Un tema profundamente arraigado en el contexto social, cultural y religioso de la Edad Media era la censura, especialmente en lo que respecta al arte y la representación del cuerpo humano. Este período, a menudo caracterizado por una fuerte influencia de la Iglesia Católica en Europa, vio cómo la doctrina cristiana moldeaba las normas culturales y artísticas. 

 

En la Edad Media, se comenzó a considerar al cuerpo desnudo como una entidad que no se acoplaba a los principios éticos y morales, en contraste con la pureza del alma. Varias figuras eclesiásticas y teólogos que enfatizaban la necesidad de rechazar los placeres carnales y mundanos para aspirar a la salvación espiritual contribuyeron en parte a este cambio de percepción.

 

La idea de que el cuerpo era algo pecaminoso provocó una gran censura en el arte, particularmente en las representaciones que mostraban la desnudez. En especial fueron afectadas las obras de arte greco-romanas, que celebraban la belleza y la anatomía humana con una franqueza que chocaba con los ideales cristianos medievales. Muchas de estas creaciones fueron alteradas, escondidas o incluso destruidas. Por ejemplo, los genitales de las estatuas podrían haber sido cubiertos con hojas de parra o eliminados directamente. Otros trabajos fueron trasladados a lugares menos accesibles, como claustros, donde su exhibición pública sería controlada y limitada.

 

Hubo un conflicto religioso y político durante el período de Iconoclasia en el Imperio Bizantino (726-787 y 815-843), que resultó en la destrucción sistemática de imágenes religiosas, conocidas como iconos. Muchas obras de arte religiosa fueron destruidas por los iconoclastas, quienes creían que la veneración de imágenes era una forma de idolatría prohibida por la Biblia. 

 

Hay que entender que la libertad de expresión se circunscribe a un fenómeno propio de cada época. Las razones que motivaron a los reinos medievales y a la iglesia de imponer un veto de censura estaban basadas en fenómenos que ocurrían y que fueron evaluados durante esa época. Es decir que eran principios éticos clave para la promoción de la moralidad. La representación de desnudos o temas considerados inmorales o lascivos era vista como una amenaza para la integridad de la sociedad. Al censurar tales representaciones, la Iglesia buscaba fomentar un ambiente que reflejara los valores cristianos de modestia y pureza. Estos principios éticos y morales no solo justificaban la censura en los ojos de los líderes de la época, sino que también orientaban la forma en que las comunidades interpretaban y reaccionaban ante las obras de arte y expresión cultural. 

 

Aunque hoy en día muchas de estas prácticas serían vistas como represivas o antitéticas a la libertad de expresión, en el contexto de la Edad Media, eran parte integral de un marco ético y teológico que buscaba guiar y proteger a la sociedad en su conjunto.

 

Se ha hecho pensar, y que es un mito muy bien difundido, que la edad media fue una época de oscurantismo y superstición. La verdad es que durante los 1000 años que duró la edad media hubo avances importantes en todos los campos. Para más información sobre los avances de la edad media, puedes recurrir al siguiente link.


¿Por qué abro este debate? Quizás sea cierto que estamos volviendo a una especie de Edad Media 2.0. donde hay cantidad de personas, organizaciones, e incluso países que se han dedicado a corromper los principios más elementales en la sociedad.

 

Recientemente ha habido una discusión sobre la libertad en las redes sociales. Es bien sabido que las redes sociales, lamentablemente, han creado espacios virtuales que pudieran estar sirviendo para la promoción de actividades criminales a través de internet. -Cosa que ha sido demostrada y denunciada hasta la saciedad-.

 

La dark web da cuenta de cómo los organismos de justicia, en cada uno de los países, han tenido que reflexionar y actuar sobre temas como la privacidad y la seguridad integral del individuo. 

 

Un ejemplo curioso es Chatgpt, una de las creaciones más asombrosas de toda la civilización, quizás equiparada con la invención de la escritura misma, tiene una estricta política de censura para evitar que seres inescrupulosos se apropien de una información que pudiera poner en riesgo la moralidad de las personas. 

 

Algunos cultos y religiones que usan el fanatismo y el terrorismo también han sido perseguidos duramente por la sociedad digital y en particular, han sido puestos bajo la lupa por la inteligencia artificial. Es bien sabido que las arañas de Google rastrean contenido inapropiado y tienen la potestad de sacar de su índex los materiales o contenidos que pudieran poner en riesgo el bienestar del planeta.

 

Entonces pareciera un dilema, como una sociedad que ha alcanzado una cúspide en el desarrollo de la ciencia y la tecnología haya tenido que poner restricciones muy rígidas para cierto tipo de material que pudiera eventualmente atentar contra la ética y las buenas costumbres.

 

Tanto la Era Digital como la Edad Media han tenido que establecer parámetros minuciosos a la libertad de acceso y promoción de cierto tipo de contenido, a pesar de que como ya he dicho, ambas fueron épocas de avances significativos tanto en la ciencia como en la tecnología.


Carlos Zarzalejo.

Comentarios

  1. ¡Bellamente descrito y sentido! El silencio desde la voz. Jamás será ausencia. Quien lo conciba de otro modo aún no ha capturado la esencia vital del sonido, el ritmo mismo de la existencia. Silencio tal pulso necesario y grandioso. Un beat. Y yo, al igual que tú, aprendí a leer el pentagrama. El tiempo silencio siempre va entre las notas otras tal recordatorio de las fuerzas que se aproximan, premonición, estallido, música. Usted háblele al silencio y le contará mil cosas. Mi mente nunca está en silencio, aunque duerma. Y creo amar eso. Hablo sobre el silencio desde el yo libre y caminante.

    Los silencios impuestos por la sociedad, religión o sistemas políticos llevan la palabra “sumisión” inscripta. La Historia de la Humanidad ha sido escrita desde muchos “silencios”. *El Silencio Forzado* Mas los silencios también detonan cambios histriónicos. En nuestra Era, aunque pareciera que todo se puede nombrar y compartir, a modo de liberalismo, me refiero al acceso directo a fuentes de información, toca ser juiciosos. Sin duda cabe la censura, nacen leyes para proteger las fuentes de crédito, la integridad, la propiedad intelectual y el uso responsable de toda información y data personal. Cada era reclama o forja sus modos de existencia. Ya la Historia se encargará de ponerle un sello a la nuestra. Mientras tanto vamos a escribir poesía desde los silencios. Como tú ahora.


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    1. Básicamente hay 3 aspectos que quería destacar: 1. Que el silencio como concepto puro no existe. 2. Que ese concepto de silencio que llega hasta nosotros, que se basa en la reducción de sonido, ha estado presente a lo largo de mi vida. 3. Que básicamente hay dos tipos de silencio, uno voluntario y el otro forzado. 4. Que la Edad Media y la Era Digital tienen ciertas similitudes, que pudiéramos llegar a pensar que opera una Edad Media 2.0 , donde si bien es cierto hay muchos avances tecnológicos, también hay mucha censura, dadas las condiciones que expliqué en el artículo. Sin embargo, quiero agregar algo, y que no lo dije en el artículo pero que está tácito: ya que el silencio absoluto no existe, incluso en las sociedades más rígidas, la gente murmura, maldice entre los dientes, se rebela. La gente siempre busca las maneras de hablar, aunque esto a veces, en las sociedades mas autoritarias pueda costarle la vida o años en prisión, como Mandela.

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  2. Un profesor experimentado aprovecha el poder del silencio con la maestría de un hábil cazador en la naturaleza. Este silencio no es simplemente una falta de ruido; Es una herramienta estratégica, rica en mando y llena de expectativas. Cuando un profesor se para frente al aula, envuelto en silencio, actúa como un imán, atrayendo toda la atención hacia adelante, calmando las energías inquietas y alineando cada mirada hacia adelante. Los momentos de silencio antes de que comience la lección están llenos de anticipación, reflejando la quietud cargada de un cazador que espera el momento perfecto para atacar.

    En estos momentos, el silencio del aula se convierte en un profundo instrumento de enseñanza, comunicando la importancia de la concentración y la preparación. Romper este silencio es un acto deliberado, una señal decisiva de que la búsqueda del conocimiento está por comenzar. Requiere la misma aguda sensibilidad que el cazador que sabe el momento preciso para actuar, aprovechando el poder de la quietud para capturar y dirigir el potencial explosivo de las mentes jóvenes. Esto no es sólo calma; es una quietud calculada que precede y realza el dinamismo del aprendizaje.

    El silencio que rodea la caza no es simplemente una ausencia de sonido: es una presencia profunda y palpitante, cargada de anticipación y alerta. Este silencio no está vacío sino cargado de una energía tensa que cada participante siente profundamente. A medida que el cazador y la presa se mueven a través de su entorno natural, cada crujido de hojas, cada chasquido de una ramita bajo sus pies está imbuido de significado. En esta quietud cargada, cada sentido se intensifica, cada movimiento es deliberado, tejiendo un tenso ballet de supervivencia e instinto. Este silencio palpable, esta energía intensa, hace que la caza no sea sólo una persecución, sino una experiencia vívida y dinámica donde cada momento tiene peso y consecuencias.

    En este paisaje de sonido y silencio, mis propias experiencias forman un contraste conmovedor. Si bien reconozco el profundo impacto del silencio como herramienta para la concentración y el control, mi mente es un lugar en constante movimiento, que nunca se asienta en la quietud que otros encuentran tan reconfortante. La esencia misma del cómodo silencio se me escapa, mientras mis pensamientos continúan girando y bailando con una energía implacable. Este zumbido siempre presente dentro de mí sirve como recordatorio de mi interacción única con el mundo: un flujo continuo de ideas y reflexiones que nunca alcanza la quietud que otros describen. Por lo tanto, mientras enseño el poder del silencio y observo cómo sus efectos se desarrollan ante mí, navego por mi propia sinfonía interior vibrante, entendiendo que para algunos el silencio es un santuario, pero para mí sigue siendo un visitante fugaz y esquivo.

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    1. Crea mucha tensión ese momento antes de la cacería que mencionas, el silencio del acecho. Gracias por contar un poco de tus experiencias en este espacio virtual. Definitivamente el silencio también puede ser un arma; de hecho hay silencios que pueden ser agresivos y violentos. O también hay silencios que pueden ser terriblemente desoladores y deprimentes. Ahora es interesante que en cualquier caso, cada persona debe tener la valentía de experimentarlo, de sentirlo, porque el silencio siempre llegará a buscarte y a tocar tu puerta.

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